El programa aborda las necesidades fundamentales de reintegración de las familias que retornan y de los menores no acompañados para romper el círculo vicioso de la migración.

Las actividades son: apoyo psicosocial, reintegración escolar de los menores y ayuda humanitaria para todos los migrantes que retornan. El programa contribuye también a fortalecer la capacidad de las instituciones y autoridades locales para mejorar los servicios que prestan a los migrantes que retornan y proporcionarles asistencia a fin de modernizar esas entidades. La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la OIM optimizan, además, la disponibilidad, calidad y utilización de información para fortalecer los procesos de acogida y reintegración para así prevenir que vuelvan a migrar.

Además de los servicios inmediatos proporcionados tras el retorno, en las municipalidades con altos índices de emigración el programa establece centros que ofrecen a las personas que retornan capacitación laboral, competencias para la vida y otros servicios. Los nuevos centros comunitarios, los campos y los parques de deportes están contribuyendo a reducir la violencia y a fomentar un espíritu de comunidad que proporciona un incentivo para que las personas que retornan se queden. Una estrategia de comunicación aporta información sobre los servicios de reintegración a disposición de los migrantes que retornan.

En el marco del programa también se llevan a cabo campañas de concienciación sobre los riesgos de la inmigración ilegal, y se organizan talleres sobre migración y reintegración, incluido un módulo educativo sobre migración que se está poniendo a prueba en el sistema escolar público. Para comprender los factores que propician la inmigración ilegal, el programa respaldó la encuesta sobre la violencia contra los niños y las niñas realizada en Guatemala, El Salvador y Honduras, que proporciona información sobre la prevalencia de la violencia contra los niños y las niñas, y su conexión con la migración.